El Misteri d’Elx y la Dama de Elche: un instante de cruce de caminos.

El Misteri d’Elx y la Dama de Elche: un instante de cruce de caminos.

Dama de Elche coloreada.

Historia del Arte, J. Pijoán. Salvat,

Barcelona, 1914 154, lám. XIL

El Misterio de Elche. (2023) 

Fotografía de: Alberto Amórtegui ©

                                                                               T. Tortosa


Se trata de dos Patrimonios de la Humanidad conocidos y reconocidos por un buen número de personas, tuvieron un momento de encuentro en sus respectivos relatos históricos. Por un lado, la Dama de Elche un icono íbero de la protohistoria española que días después de su hallazgo, un 4 de agosto de 1897, realizó  un viaje a París, podríamos decir iniciático, hacia el que sería su hogar en el Museo del Louvre hasta el año 1941. En ese momento y en un escenario bélico protagonizado por la Segunda Guerra Mundial, esta escultura femenina junto a otros importantes elementos del patrimonio cultural español (como el tesoro de Guarrazar, documentos del archivo de Simancas o la Inmaculada de Murillo, entre otros) fueron devueltos a España por un acuerdo al que llegó el gobierno del dictador Francisco Franco y del mariscal Philippe Pétain, por parte francesa. Ella, este busto, pieza excelente dentro de las representaciones ibéricas, se convirtió con el paso del tiempo en uno de los iconos por excelencia del panorama histórico de la historia española.


Por su parte, el conocido como El Misterio/El Misteri, nos introduce, como representación de un drama sacro en el interior de la basílica ilicitana dedicada a Santa María, en esos raros vestigios del pasado de los que todavía hoy podemos disfrutar como un regalo de la oralidad y de la música. Su desarrollo consta de dos actos, la Vespra y la Festa; dos momentos que relatan los prolegómenos de la muerte de la Virgen, acompañada por los apóstoles y que escenificará en ese catafalco el entierro y la subida a los cielos de ella en cuerpo y alma; todo un misterio, el de la Asunción de la Virgen; es decir, ‘que es elevada’ por el poder de Dios. Las tardes del día 14 y 15 de agosto se representan, de manera gratuita, estas dos partes pero también se puede acudir a su representación completa –con algunos cortes- los días previos a esas fechas. De orígenes medievales y con diversas opiniones de los expertos en marcar sus fechas de inicio; lo que sí es cierto son sus orígenes medievales y que una bula del Papa Urbano VIII, del 3 de febrero de 1632 permitió expresamente su celebración de la fiesta en Elche, en el interior de un edificio religioso. El texto cantado en valenciano antiguo nos acerca a lo que debía ser común en los libretos de la época para estas representaciones: alabanzas, en este caso a la protagonista, la Virgen María junto a expresiones de pena y zozobra que sienten los apóstoles ante su fallecimiento. Un momento crucial es el entierro de la Virgen, cuando la entrada inesperada de los judíos en el templo trastoca los cantos de recogimiento del momento; quieren robar el cuerpo de ella pero…. Oh! Milagro… quedarán inmovilizados en el momento del hurto, y como consecuencia se producirá la conversión colectiva del grupo.

Esta representación que los que hemos vivido allí nuestra infancia recordamos, con mucha sorpresa y expectación… recordamos cuando se veía abrirse, literalmente, el cielo por donde bajaban ángeles y más artilugios celestiales… con el calor que nos acuciaba y apretujados porque la iglesia quedaba pequeña para tal número de personas…; disfrutábamos atónitos de un escenario inédito y de comunicación entre lo terrenal y lo divino.


Esta representación permanece, afortunadamente, encajada en su tempo; sin grandes ruidos de titulares grandilocuentes; permanece fiel a lo que la tradición apuntaba en su guión: la participación sólo de niños y varones, la identificación de cada personaje bien expresada para un público que hemos de prever analfabeto en su mayoría y que permitía reconocer al apóstol San Pedro, por ejemplo, por las llaves de las puertas del cielo que tiene entre sus manos o, a través del nombre grabado en el nimbo dorado que preside la cabeza de la Virgen que canta antes de morir, quien es acompañada por María Salomé, a la que también identificamos por este halo. En fin, un lenguaje de comunicación directo para ese público que acudía y acude hoy a esta representación; en una escenificación que adquiere un tono naif que conquista al espectador, aún del siglo XXI, con esa escenografía tan visual, en diálogo constante con el ámbito celestial, donde la Magrana/granada o el Araceli, se convierten en un punto primordial para ‘creer’ sobre esa relación que mantienen las religiones en general entre el hombre y lo divino. Las voces de estos cantores ilicitanos, no profesionales, nos sorprenden con momentos tan especiales como el de la llamada popularmente, ‘la bajada del ángel’ o con las voces del famoso Ternari, un motete a tres voces, verdaderamente impresionante. La conexión de esta manifestación con lo cotidiano se muestra hasta en los más pequeños detalles: por ejemplo, en esta última ocasión en agosto de 2023, la indisposición de uno de los pequeños ángeles del artilugio del ‘Araceli’ nos permitió obtener una fotografía extraña, con el hueco de ese niño dejando su espacio por ello.


Pero, vayamos ahora a lo que quería contar sobre el punto de intersección de estos dos elementos tan diferentes que comparten identidad cultural en las tierras ilicitanas. Para ello, nos retrotraemos a ese 4 de agosto de 1897, momento en el que se descubre de manera casual el busto de la Dama de Elche, en los terrenos de la finca de la Alcudia, próxima a la ciudad ilicitana. A partir de este momento, Pedro Ibarra Ruiz –cronista de la ciudad- publica una noticia en la prensa local, en la Correspondencia Alicantina, dando cuenta del hallazgo y envía también una carta a la Real Academia de la Historia de Madrid… Pero, al mismo tiempo él recibió una carta de un conocido suyo, un arqueólogo francés, Pierre Paris, que ya había visitado nuestro país y que le informaba que estaría en Elche, precisamente, para escribir un artículo sobre el Misteri para la revista francesa de L’Illustration. Será en esa visita cuando Pedro Ibarra le mostrará a Pierre Paris el bello busto femenino que el campo ilicitano había dado a la luz; y voilà!! El francés entendiendo la importancia de la pieza, llamó rápidamente al Jefe del Departamento de Antigüedades Orientales en el Museo del Louvre, Léon Heuzey, para hablarle de este descubrimiento y saber si podía contar con efectivo para adquirir el busto para el conocido museo parisino. La respuesta fue afirmativa y la famosa escultura fue comprada, al cambio, por unas 4000 pesetas. Pronto se embarcaría en el puerto de Alicante, rumbo al pequeño puerto francés de Sete desde donde pasaría al Museo del Louvre. .. Pasó el tiempo y con él, este icono de la feminidad ibérica, se convirtió en símbolo femenino de la historia española…



Hasta aquí el pequeño relato, un tanto desconocido, sobre estos dos Patrimonios de la Humanidad. Uno, viendo pasar el tiempo en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid; el otro, al que podemos asistir y deleitarnos, cada agosto, con su representación: es todo un privilegio!!!

 

La Dama de Elche, T. Tortosa, 2023. Hacer memoria. Guía didáctica. Ministerio de Cultura.


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